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domingo, 24 de febrero de 2030

Bienvenidos a mi blog.



Bienvenidos a mi blog.


Lo primero es presentarme: Me llamo Randall Rankin Montoya, soy costarricense, tengo 46 y soy autor independiente. Estoy escribiendo mi segundo libro, el primero está disponible en español e inglés en Amazon, se puede ver en el siguiente enlace: Español----Inglés.


Voy a referirme, primero, al título del blog: "Barrio Fantasma". Básicamente es de donde se alimenta un escritor y lo tenemos todos en la cabeza: la memoria. ¿Por qué "Barrio Fantasma"? La memoria es un conglomerado de imágenes, lugares, personas y vivencias que se aglutinan difusas y fragmentadas esperando el llamado de la evocación. Casi nunca es fotográfica y nosotros pocas veces somos lo suficientemente conscientes de nuestro entorno o del momento presente en el que estamos, como para procurarnos retener la mayor cantidad de información posible y luego traerla de regreso con el poder del recuerdo. Así, pues, la memoria está desfigurada por la emoción o momento en el que estábamos, las circunstancias en las que vivíamos y lo que creíamos o sabíamos al momento de fabricar los recuerdos. Quien haya visto  en más de una ocasión una película, sabe del millón de detalles que se escapan en la primera vista... Bueno, la vida es una película que podemos ver una sola vez...

Por ende, la memoria es para mí, como una especie de barrio fantasmagórico, de calles estrechas, avenidas desiertas y edificios retorcidos. Con estatuas mohosas de gente que existió en mi vida y monumentos a mis instantes memorables, desmoronándose lentamente en parques oscuros, desolados y cubiertos por la hojarasca del olvido. Imágenes muy claras en medio de recuerdos carcomidos y lugares extrañamente familiares, donde, a veces, me dirijo a buscar lo irremediablemente perdido o a tratar de reconstruir ruinas con la utilería de mi subjetividad. Donde, a veces, en mis recorridos, me topo personas, situaciones o cosas que hubiese preferido olvidar o mis recuerdos están tan fragmentados y deformes, que parecieran el producto de otra vida... o el de una pesadilla.

Ahora, si bien es cierto, esto es frustrante la mayoría de las veces, las cosas son como son por alguna razón: Por ejemplo, ¿Quién podría soportar con buen talante, el recordar PERFECTAMENTE la emoción del primer beso con aquel primer amor adolescente? ¿Visualizar con detalles de lujo nuestros juegos de infancia, cómo nos veíamos y qué pensábamos hace 10, 20 o 30 años o rememorar a la perfección a aquellos que ya no están con nosotros? Pienso que muchos recuerdos inapreciables se volverían una fuente de sufrimiento, si los procesáramos claramente y con nitidez... De ahí el nombre del blog...

Los principales fines de este blog son: Promocionar mi trabajo y dar recomendaciones literarias y turísticas. No necesariamente en ese orden.

Quisiera empezar con una recomendación literaria para los amantes del buen terror.

El nombre de la autora es Shirley Jackson, era estadounidense y falleció en 1967 a la temprana edad de 48 años, víctima de una insuficiencia cardíaca. Prolífica autora, escribió 6 novelas, más de 100 relatos cortos y por lo menos media docena de narraciones infantiles.

Nacida completamente fuera de su tiempo, Shirley Jackson enfrentó varias presiones a lo largo de su vida: La incomprensión de sus padres y contemporáneos por su carácter introspectivo y con frecuencia lúgubre. La presión de una sociedad que no aceptaba su matrimonio con un hombre más joven, -obligándola tal situación, a alterar su registro de nacimiento- las múltiples infidelidades de su controlador esposo, aunado al aplastante papel de ama de casa conforme y el que -por adelantada a su tiempo- su literatura sufriera el rechazo virulento de muchos lectores de aquella época...

Cuando el periódico New Yorquer sacó publicado el relato corto "The Lottery" -que es del que quisiera ocuparme ahora- muchos suscriptores indignados cancelaron y literalmente CIENTOS de lectores furiosos mandaron cartas de protesta e incluso amenazantes. Aparentemente, nuestra querida Shirley tocó algunas fibras muy oscuras de la "perfecta" y bucólica ruralidad estadounidense de mediados del siglo 20 y eso no gustó ni un poquito...

"The Lottery" es un relato inquietante y perturbador, ambientado en un pueblito ficticio con 300 habitantes, en el interior de los Estados Unidos.

Son apenas 10 o 12 páginas, pero en ellas encontramos lo que podríamos llamar la "quintaesencia" de un buen relato de horror: Atmósfera intrigante, sentido de inminencia, detalles escabrosos que contrastan estratégicamente con el resto del cuadro y un final espeluznante.

 La narrativa, si bien es cierto, es descriptiva, detallista y "ambientadora", no llega a ser minuciosa o escrupulosa con las figuras literarias y más bien, resulta fría como un témpano de hielo. Sin ser para nada una narración plana, las únicas emociones detectables son las de los personajes y este detalle le da un helor macabro y mucha profundidad al terror del relato.

Es el tipo de cuento que lo deja a uno con una sensación de incomodidad, de angustia contenida y preguntándose que tipo de enferma desquiciada -o autora genial- podría escribir tal cosa. 

Cuando leí por primera vez "La Lotería" me pasó algo muy parecido a lo que me sucedió con el degenerado de Stephen King en "Cementerio de Mascotas" o con "La Gallina Degollada" de este otro sádico, Horacio Quiroga: Paralela a la lectura, una pequeña voz en mi cabeza no dejaba de importunarme con preguntas: ¿Cómo puede un autor ser tan ruin con sus propios personajes? ¿Qué tipo de gangrena mental lleva a un desgraciado a escribir algo así?

Con el tiempo entendí que esto tiene un sólo nombre: Arte.

El arte -en la definición que he ido armando con el tiempo- es la capacidad que -por medio de su cosmovisión- tiene un artista para transmitir una emoción o sentimiento a partir de su trabajo. Sea esta de la índole que sea.

No creo que la señora Jackson haya tenido la intención de conmocionar a sus contemporáneos. Sin embargo, un relato de miedo tan vigoroso y lleno de alegorías, no podía hundirse en la indiferencia colectiva.

Recomiendo el cuento mil por mil, como una deliciosa entrada al sombrío mundo de Shirley Jackson. 

Ahora, me dispongo a escribir mi recomendación turística del mes, pero antes, voy a clarificar un punto y dar un dato histórico. Espero que estén listos mañana mismo. Chao.





viernes, 8 de marzo de 2019

Baron´s












Buenos días.
Es momento del dato histórico, que por ahora parecerá irrelevante y fuera de lugar, pero más adelante, se verá su propósito...

En tiempos remotos, en parte de África y todo Oriente Medio vivió una bestia colosal: el Uro.

Descrito por Julio César como "...de talla parecida a la de un elefante [...] y de gran ferocidad y vigor..." este toro palestino ya extinto, -el último murió en 1627- con sus casi dos metros y medio de altura en cruz, haría verse a un búfalo cafre de tiempos modernos, como un perrillo tarado y regordete.

En estos momentos, se hacen en Europa, estudios y experimentos genéticos para traerlo de regreso a la vida, ya que, esta super-vaca, -aparte de que daría casi cuatro veces más carne que el ganado ordinario- está más que preparada para defenderse de lo que sea donde sea. Y un animal con tales características daría grandes réditos con cuidados mínimos. 

Fin del dato histórico, ahora, mi recomendación turística.

Enclavado en las montañas de Atenas, descubrí un maravilloso lugar: Hotel Barons. 

Gracias a uno de estos cupones electrónicos, como "Titi" o "Yuplón" -los cuales recomiendo bastante, ya que tienen promos muy interesantes que hacen asequibles lugares o servicios a los que, de otro modo, sería más difícil acceder, por los precios- conseguimos reservación, un viernes, para una noche en el hotel y cena bufé con música en vivo.

Fui con algunas reservas, ya que se promocionaba la noche como "Tex-Mex", pero me tranquilicé pensando que, a lo sumo, era el personal del hotel disfrazados de vaqueros y alguna música horrible sonando de fondo, pero todo compensado por la comida, que, o era mexicana, o era texana o las dos... y eso era suficiente para mí, ya que he probado ambas y me encantan por igual.

Después de un sinuoso pero espectacular viaje, lleno de profundas simas e infinitas combinaciones de verdores, cruzamos buena parte de las montañas de Atenas y llegamos al hotel.

Lo primero que llama la atención es el estilo "ajaponesado" de la planta física: Hay un manejo ultra-eficiente de los espacios, sin sacrificar en nada la estética del lugar. El hotel es pequeño, pero precioso. Ubicado en la cima de un cerro; desde la entrada y el salón de eventos, pasando por las habitaciones y llegando, al final, al restaurante, todo está dispuesto en terrazas para aprovechar el espacio y maximizar la belleza del sitio y el confort de los huéspedes. 

Contrario a lo que podría pensarse, las habitaciones no están en bloque, más bien, en cabinas bien equipadas, con su alberca y todas sin excepción, con vistas dignas de un emperador.

Llegamos pasadas las 6:00 pm, -el bufé comenzaba a las 8:00- así que mi fotógrafa, compañera de viajes y catadora experta, decidió descorchar una botella de un vino chileno -al que describió como "correcto"- que nos dejaron en la habitación como bienvenida,  para hacer la espera, más interesante... 

Pasado el tiempo, fuimos a explorar: En el lobby, nos encontramos toda clase de arte y suvenires a la venta, que le dan un ambiente multicolor al lugar. Pasamos por un bar tan surtido como cualquier amante de las bebidas espirituosas lo podría desear: vinos tintos y espumosos, merlots y chardonays de los cuatro puntos del planeta. El whisky no puede faltar, y hay, -entre bourbon y scotch- por lo menos, 6 o 7 marcas distintas... entre otro sinfín de bebidas.

Al entrar al restaurante, noté con horror, que habían dos guitarras electroacústicas apoyadas en sendas sillas: pensé que en un rato iba a llegar el dúo de "Poncho y Pancho" a desgranarnos los últimos éxitos de "Los Tigres del Norte"... suspiré con desgano y deposité mis esperanzas en la comida: ya iban a ser las ocho, el personal preparaba la mesa del bufé y mi estómago me hacía notar su presencia.

El momento que todos esperábamos llegó, -y digo todos, porque al dar el reloj las ocho, costaba encontrar mesas que no estuviesen ocupadas, en su mayoría por estadounidenses jubilados- las viandas empezaron su desfile en la mesa y yo, a disponer de ellas: una deliciosa fuente de guacamole con tres tipos diferentes de tortillitas para acompañarlo, tostadas de yuca, chiles en nogada, tacos al pastor, chimichurri, Pico de gallo, arroz arreglado, cuatro tipos de ensaladas y otro sinfín de manjares de los que fui aprovisionándome generosamente... de pronto, una visión sobrenatural apareció ante mis ojos: -¿Recuerdas el dato histórico, el del Uro?- pues bien, en un altar de alta tecnología, al final de la mesa bufé, se asaba, lo que parecía ser, el costillar entero de un Uro...

Nunca en mi vida había visto costillas TAN GRANDES en un bbq... Literalmente, me tragué lo que había pillado y me dispuse a acometerlas, cuando, en ese momento, fui interrumpido por un grito de guerra: -Oh my God... THE RIBS!!!- y acto seguido, un cardumen de barracudas norteamericanas, arremetió contra MIS costillas y en un frenesí alimenticio que duró menos de dos minutos, se llevaron la res y me dejaron en la plancha, tres costillitas, a cual más de flaca y esmirriada... 

Resignado, iba a llevármelas, humildemente, cuando un hombre con gorro de chef y sonrisa de estafador inmobiliario, me detuvo...

-Caballero...

-[¿¿¿ ???]

-Caballero...

-¿Sí?

-Quizás el caballero preferiría llevarse estas... Están recién salidas y listas...

Mi boca se hizo agua ante la imagen del costillar recién preparado, saliendo de las entrañas del asador...

-Sí... Definitivamente, "el caballero" se las quiere llevar... Es un hecho...

-¿Cuántas le sirvo, caballero... 3, 4... tal vez quiera 5...?

-¡"El caballero" quiere SEIS!

El Nabuconodosor que vive en mí, atropellando mi raciocinio y temperancia, se dejó pedir, media docena de costillas enormes y humeantes, que llevé a mi mesa, mientras iba sintiendo como mi lado primitivo afloraba y mi cerebro se ponía en modo "devorar"...

 ¿Habrán palabras para describir el placer de meter la cara en aquellas costillotas jugosas y gigantescas e ir desapareciéndolas dentellada tras dentellada? ¿El tener que -por su tamaño- tomarlas con ambas manos y roerlas con deleite hasta que sólo quedara el hueso?

Éramos las costillas y yo, y no había nada más... las costillas, yo y la canción "Oh Yeah" de Yellow, sonando por todo el universo...

De mi ensimismamiento alimenticio, fui sacado por los arpegios de unas guitarras afinándose: El dúo había llegado y no, no eran "Pancho y Poncho", eran un par de estadounidenses llamados "Piet & Jack" que matizaron la comida magníficamente con piezas rock-pop de los 60s, 70s y 80s... 

La noche -en medio de sabores y sensaciones- fue acabando sin darnos cuenta y nos fuimos a dormir con esta cálida sensación de haber encontrado algo muy especial...

Este maravilloso hotel, -por lo menos los viernes en la noche- se especializa en gente que quiere reunirse, comer bien y celebrar el hecho de estar vivos...

No sé cuántas estrellas tiene este lugar y no me importa... yo le doy todas las que vi en el firmamento de una noche de viernes inolvidable...







Su personal está genuinamente interesado en atender todas tus necesidades.







No es infrecuente encontrarse con su hermosa dueña.


Aclaración. 

Buen día desde este punto del hemisferio.

Hoy quisiera aclarar un punto. 

No soy crítico gastronómico ni literario y este no es un blog de crítica, es de recomendaciones, no más.

Lo anterior no quiere decir que me gusten todos los lugares que visito o todo lo que como o leo... Simplemente, no me gusta criticar.

Como muestra de lo anterior, les puedo decir que no hace mucho fui a Golfito, -lugar de compras libres de impuestos en la costa pacífica de mi país- y en el camino me encontré con un establecimiento de comidas "especializado en turistas"... Pese a las evidentes advertencias, entré a comer... y lo lamenté después.

Lo primero que me recibió, fue una urna de vidrio con media docena de empanadas acartonadas, calentándose a la luz de un bombillo grasiento y cubierto por cagadas de mosca... Decidí que las empanadas no eran lo mío... Y sí... entré a comer; obviando el olor a grasa rechinada, las mesas mantecosas, el cochambroso mostrador y el piso sucio... ¡Tenía hambre!... y esto a veces nubla el juicio.

Pedí un emparedado de huevo y café. Pese a que, la orden llegó más de veinte minutos después, no pude reclamar nada: estaba exhausto después de luchar casi media hora contra una turba de moscas que parecían querer secuestrarme. La mesera vino en mi auxilio y roció desinfectante antes de servir la comida... y bien, las moscas se fueron, pero la pinche mesa quedó oliendo a excusado del Mercado Central, al punto que, tuve que usar mi regazo para poder comer.

Y de la comida... ¿Existe alguna morgue adonde vayan a dar los panes asesinados? Porque parecía que de ahí habían sacado el de mi emparedado. ¿Y por qué alguien querría usar medio kilo de manteca para cocinar un sólo huevo? ¿Será que, para bajar costos, mezclan el café con tierra antes de hacerlo y usan cal en lugar de leche en polvo?

Como pueden ver, sí puedo criticar y sí he ido a lugares de pesadilla... Pero el nombre de este establecimiento -por ejemplo- jamás lo diré. El que haya odiado cada minuto que estuve allí, no me faculta para hacerlo polvo con mi "sacra" opinión.

Lo mismo pasa con los libros: He leído desde cosas sublimes escritas a mano en un cuaderno, hasta auténticas porquerías publicadas en pasta brillante y formato multicolor... Pero de estas últimas, jamás comentaré. Usted, mi querido lector, aquí recibirá sólo recomendaciones... 

Hasta la próxima.

sábado, 29 de septiembre de 2018